jueves, 6 de septiembre de 2007

Yo quiero ser un Jotita

Es de madrugada en el Aeropuerto, luchando con el frío limeño que congela los huesos, se ha conglomerado una multitud, que espera ansiosa que arriben sus nuevos ídolos, los chicos de la Sub-17 que llegan después de un papel histórico en el mundial de Corea. Apeado en los hombros de su padre, está Alex, un mocoso que no pasa los 7 años, tan fanático del fútbol como su progenitor, no les ha importado la inclemencia del clima y tampoco el estar despierto tan tarde, lo mas valioso para ellos es estar allí, junto a toda esa gente que tiene los ojos vivitos de emoción contenida, que esperan agitados, que el avión aterrice de una vez por todas, para brindarles su cariño infinito.

El vive en la ciudadela Pachacutec, un lugar donde impera la necesidad, se disemina la miseria y se lucha contra la adversidad desde que se nace. Allí donde los chicos desfogan su afición al fútbol, en un improvisado campo de arena, que cuando el sol calienta, son brasas ardientes que calcinan sus maltratados pies descalzos. Desde su hogar suelen vislumbrar el agitado mar de Ventanilla, aquel que una noche de Diciembre se tragó un fokker y con él al equipo completo del Alianza Lima, naufragio donde se perdieron muchas ilusiones futbolísticas, también una historia inadmisible que alguna vez su padre le contó, por ello llevaba puesta la camiseta de Alianza, pues sueña con llegar a ser alguna vez un destacado futbolista.

Como todos los peruanos, Alex sintió como propias las caras de tristeza de los jóvenes sub-17, cuando el pitazo final del partido contra Ghana, les señalaba que debían regresar a casa. Ha vivido a su manera las alegrías contenidas por tanto tiempo por su padre y desfogado su aún tierna alma de hincha, en cada gol y en cada alborada que vivió intensamente, refugiando su admiración en estos chicos que se han convertido en sus íconos mediáticos. Acaso y le importen dos centavos que los adultos, hoy agradezcan por las madrugadas felices, pero que fieles a su idiosincrasia, se han ilusionado mas de la cuenta, sin reparar en que así como sacaron resultados positivos -que han sido históricos- han podido regresarse mas temprano que tarde del mundial.

Quizás el no entienda, que aunque suene descarnado o sea la antípoda a tanta parafernalia, el fútbol es una cuestión de momentos y de circunstancias, a veces no se gana porque ser mejor, sino porque se actúa oportunamente. Algo de eso le pasó a la sub-17, en el sudamericano y también en el mundial. JJ Oré, peruano como todos, guía y orientador que esperó con paciencia su oportunidad, supo inyectarle ánimo y confianza a este grupo de jóvenes, pero él mismo ha sabido reconocer que Diosito se puso la camiseta en muchas oportunidades.

El avión ha llegado con sus ídolos y Alex tiene una vista privilegiada, se alegra cuando Duarte, Hermoza y Bazalar le obsequian una sonrisa y siente un escalofrío, cuando Reimond Manco -que ha pasado a su lado- le toca el rostro y bromea con su gorrito.
-Buena Manco- le grita el chiquilín entre la multitud, mostrando su camiseta de Alianza.
El joven futbolista, saluda cariñosamente a la gente enfervorizada que vitorea su nombre.
-Profe yo también quiero ser un jotita- grita desaforadamente el mozuelo, cuando ve aparecer a JJ Oré, que solo atina a levantar la mano y sonreír a los hinchas que aplauden ruidosamente.
Los jugadores van pasando y enrumbado a sus destinos, el gentío agita sus banderolas alusivas con frenesí.
-papi, me habrá escuchado el profe Oré? –pregunta Alex
-Si te ha escuchado hijo- lo consuela, sonriendo y a sabiendas que miente, para apaciguar la emoción de su hijo, la misma que él ha sentido, al estar junto a los chicos que le devolvieron la sonrisa.
-Bueno hay mucha bulla, pero lo importante es que viste a los “jotitas” y de cerca todavía- asiente el padre, tratando de minimizar la inquietud del niño, que ya tiene los ojos adormecidos por la trasnochada. Ante tanto barullo, un par de turistas argentinos, los miran socarronamente al pasar y al acercarse atinan a comentar en voz alta:
- Que pasó Che, ganaron la copa del mundo?-
El turista, sonríe y se encuentra con la mirada del pequeño que frunce el seño. El padre de Alex lo mira de pies a cabeza y le responde sin dejar de observarlo con arrebato:
-Tienes que ser peruano, para entenderlo-

Esa noche -o lo que quedaba de ella- el niño se durmió al calor de su nostalgia, abrazado al balón que le regalo su abuelo, se vio vestido de blanco y rojo, soñó que jugaba un mundial, y emulando a sus nuevos ídolos, adormitaba la visión de un gol convertido, que celebraba junto a sus amigos del barrio. Al día siguiente, después del colegio, iría nuevamente a su cancha de arena, a darle al balón, en todo lo que reste de la tarde, disfrutaría a sus anchas del fútbol, con pasión desmedida, fijaría su mirada al cielo para soltar sus fantasías al viento, querrá ser libre con júbilo, saciar por unos momentos esa amarga realidad que lo consume, pero que no puede amilanar sus sueños de niño travieso.
El tiempo pasará para Alex, quizás logre algún día ser un futbolista famoso y jugar en el Alianza Lima, junto a su ídolo Reimond Manco, o talvez el destino lo lleve por caminos equivocados y termine siendo uno mas de ese grupo de pequeños que empiezan pateando un balón a la falda de un cerro y que terminan matando sus ilusiones en una pandilla juvenil o en aquel portazo en la cara que reciben cuando acuden a un club grande.

Aquella mañana, el niño se levantó temprano y emprendió una loca carrera por el arenal, llegó hasta la cumbre del cerro, desde donde divisa el mar, también el aeropuerto, se sentó a mirar el horizonte y se puso a soñar despierto. JJ Oré estaba en el estadio, vestido con su ropa de faena, listo para seguir su encomiable trabajo. Al lado estaban sus ídolos juveniles, de nuevo en la cancha y listos para una nueva aventura. Alex se vio caminando por el centro del campo, con su balón bajo el brazo, lo dejó en el suelo, puso encima su pie izquierdo, sus manos a la cintura y frente al estratega le dijo:
-Profe, cuando sea grande, yo también quiero ser un “Jotita”.-

3 comentarios:

BRxNo12InCoND12iOnAL dijo...

genial !

http://punto-aparte.blogspot.com/2007/08/gracias-jotitas.html

Yolenny Ramirez dijo...

No soy peruana, ni se mucho de futbol, pero puedo decirte que esto me llego a lo mas profundo de mi ser. Dios te bendiga.

Sergio Jiménez N. dijo...

Quisiera empezar diciendo, que siento como que lo conosco. Ahora me encuentron de vacaciones en mi ciudad natal, Chiclayo y recordando un poco mi paso por la "Administración" recordé que mientras se leía periodicos entre las 8 y 9 antes que "bajaran el internet" yo entraba al intranet a "comunicándonos" y me encontré con "mi Primer amor" (aquel donde describe cuando vio por primera vez al Cholo, y le cuento que hasta en estos momentos se forma el nudo en la garganta cuando recuerdo que su padre dijo "que tal golazo" aunque fuera hincha del otro equipo)y busqué en google su nombre y me encontré con este blog. Si hasta parece que regresé en el tiempo.

Buena pluma...

Sergio Jiménez.
eltrova