Hoy me he despertado cansado y muy adolorido. Anoche unos hombres vinieron hasta donde estaba encerrado y me cosieron a palos. No entiendo cual ha sido la razón, solo los vi llegar, apurados y enfervorizados. Se colocaron tras la reja y amarraron mis cuernos y mis patas, no tuve ninguna escapatoria, me dieron de alma. Han saciado un odio enfermizo, que no concibo la causa o razón para lastimarme sin compasión. He visto mucha ira en sus ojos, no pude gritar de dolor porque tenía el hocico atado y todo lo que me salía de entre las entrañas, era una indignación atribulada por tanta violencia injusta.
En esta celda que me tiene cautivo, no pude conciliar el sueño y lo poco que pude dormir lo hice intranquilo. He recordado con melancolía esas lindas y extensas praderas verdes, donde podía perder la mirada en el horizonte limpio y sereno, para retozar feliz y libre a mi antojo. Sentir la brisa de la tarde que me tocaba el hocico como una caricia y pasear orgulloso de mi casta, de mi estampa y mi bravura para la lidia. Ayer cuando me trajeron, mis pequeños becerros, estaban recién adormitados, los he visto alejarse y mi instinto me dijo que ellos aprenderán a cuidarse solos. Los hombres que nos atendían en el prado, intercambiaron monedas con gente extraña y me embarcaron en un desgastado camión, en un viaje que nos ha traído a este lugar que no conozco, tan sombrío y tan insólito.
En esta celda que me tiene cautivo, no pude conciliar el sueño y lo poco que pude dormir lo hice intranquilo. He recordado con melancolía esas lindas y extensas praderas verdes, donde podía perder la mirada en el horizonte limpio y sereno, para retozar feliz y libre a mi antojo. Sentir la brisa de la tarde que me tocaba el hocico como una caricia y pasear orgulloso de mi casta, de mi estampa y mi bravura para la lidia. Ayer cuando me trajeron, mis pequeños becerros, estaban recién adormitados, los he visto alejarse y mi instinto me dijo que ellos aprenderán a cuidarse solos. Los hombres que nos atendían en el prado, intercambiaron monedas con gente extraña y me embarcaron en un desgastado camión, en un viaje que nos ha traído a este lugar que no conozco, tan sombrío y tan insólito.

Están pegando un cartel en mi celda, percibo que me han puesto un nombre, puedo escuchar que me llamarán “Negrito”. Siento dolor por todo el cuerpo y los hombres me están limpiando la herida. El chorro de agua me viene bien. El ruido allá afuera es cada vez mas fuerte, mis hermanos que vinieron conmigo han pasado por lo mismo y estamos con mucha furia, pero tenemos mermada la energía. Los bramidos se hacen eco y cada vez suenan mucho más fuerte, es señal que estamos enfadados. Los hombres se han acercado a mi celda y parece que la quieren abrir, tengo mucha furia en el alma y solo quiero salir a arremeter con violencia, a todo lo que mis ojos me dejen ver y mi instinto me pueda guiar.

El torero, ha cambiado su capa, ahora es una totalmente de color sangre. Mi furia ha disminuido y mi arremetida es más lenta, el torero me lleva al centro y allí trato de embestirlo, la gente grita enervada y puedo sentir su furia hacia mí. Al torero lo aplauden en cada ataque, yo cada vez me siento peor, la sangre que estoy perdiendo a borbotones, me está haciendo desfallecer. Pareciera que cuanto mas me trastea este hombre, más se encienden los alaridos de esta gente que pareciera gozar con esta tortura que no termino de entender. He sentido una bocanada de sangre que me ha llenado la garganta y me hizo trastabillar hasta doblar mis patas en la arena. El torero se ha alejado y la gente se ha puesto de pie para aplaudirlo, yo he querido salir de la plaza, pero otros hombres, han llegado para mostrarme sus capas de color encendido que a pesar de querer embestirlas, solo atino a mover mi cornamenta, que ni siquiera logra intimidarlos.


3 comentarios:
Que buena metáfora amigo y que bien le hace este tipo de historias personales a la buena causa de erradicar esa masacre inhumana que son las corridas de toros. No se puede entender que clase de placer se puede encontrar en un circo romano donde se despedazan a un pobr animal indefenso.
Mucha suerte amigo Librano, lo voy a seguir en la blogosfera porque no había encontrado alguna forma de que alguien haga empatía con el toro, todos siempre hblan del torero.
Muy bueno so posteo
ABAJO LA CORRIDA DE TOROS
Desde que tengo uso de razón jamás nadie se puso en el lugar del animal y para los que gustan de las corridas, simplemente ya se portan como tales.
En países desarrollados sobre todo españa hay corrientes muy marcadas en contra de la tauromaquia, pero siempre va a existir gente que la apoya y aca en el Perú es una señal de alcurnia o simple forma de codearse con la alta sociedad.
Por eso los políticos y artistas van alli aunque no sepan nada de los que ven y tampoco le encuentren nibgún sentido.
El mundo está cada ve peor, solo hay que seguir a Cristo.
Dios te bendiga
Samuel
No existe ninguna razón para que los hombre se comporten como animales.
Ojalá algun dia se terminen estas atrocidades asumidas por los hombres, felizmente que ya ha crecido la gente que esta en contra de esta barbarie.
Felicitaciones el post es magnífico
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