martes, 9 de septiembre de 2014

De música ligera

Es mejor así Gus, ya está. Es mejor ahora, cuando todos duermen más tranquilos, cuando el cuerpo y la nostalgia se hayan reposados y el ánimo más sosegado. Es mejor ahora, cuando ya es de madrugada, ha pasado el temblor y tenemos los ojos más secos y el alma tranquila. Es más sereno caminar por estas calles azules intentando desaparecer entre la niebla, recordando las manos de la gente haciendo el último adiós, sintiendo el frio penetrar por entre la espalda, como un ventilador desgarrándote y dejándote excitar hasta dónde llegará esa extraña fuerza que te afloja las piernas. Es mejor así, ahora, cuando todos se han ido y dejan espacio para recorrer los lugares en la memoria y los momentos que se quedan en el corazón, dejando escapar un par de lágrimas traviesas. Y es que cuando ya no sirven las palabras, sollozar a veces es lo que nos sale mejor.
 
Dijiste alguna vez que la vida dura un salto y quedarse, una muerte segura. Será quizás porque conociste ese lugar donde revientan las estrellas y aquella escalera que te subía en espiral hasta la cúpula. Quizás porque veías las cosas reales como son, viendo de fuego en fuego, hipnotizándonos y sintiendo a cada paso sentir uno que otro Deja Vu. Quizás siempre estuviste fuera de foco, inalcanzable, aunque todos te veneraban a pesar de sentirte irreversible, casi intocable, quizás solo conocimos tu parte insegura, bajo una luna hostil o quien sabe nunca entendimos que los genios de la música viven en un constante éxtasis de lujuria y se refugian en una descuidada litera donde esconden sus temores, sus miedos y su descontrol, explotan al aire cuando hablan con la frescura de una melodía, aunque tengan una grieta en el corazón y su vida sea un planeta con desilusión.
 
Alguien te dijo que la soledad se esconde sobre tus ojos, esos ojos dormidos que ya dejaron de mirar este mundo, porque se cansaron del silencio y porque como siempre lo decías, cuando está obscuro todo empieza a verse más claro, en tu constelación. Fueron cuatro años de sueño etéreo, sumido en una música ligera que apaciguaba ese sufrimiento por volverte a ver, pero se hicieron siglos de horror, tiempo muerto, horas de angustia y minutos de dolor. Sentimos todos estar en una selva, sin que nadie pueda venir a rescatarnos, viéndote morir de sed y sin poder sentir otra piel que pudiera evitar hacerte sentir este infierno. Hoy ya tus manos están frías, has perdido la fascinación, tus rasgos son escombros, que han detenido tu respiración.
 
Es mejor así Gus, cuando ya todos solo asumen recordar. Cuando todos han guardado sus mensajes y han doblado sus banderas. Es mejor ahora, cuando ya no importan las palabras, aun y cuando el recuerdo se vaya haciendo una piedra en el agua, seca por dentro y tu sinceridad de ser dócil como un guante, solo se vea reflejada en esos recuerdos vivos que dejan los que se van sin despedirse de este mundo. El tiempo se irá llevando, aquello que seduce y que no está donde se piensa, se perderá de a pocos aquello que se quedó en la memoria, uniendo fisuras y esas figuras sin definir que acompañaron tu vida.
 
Y te has ido de este mundo Gus, al calor de las masas y en un día que nunca escribiste, no pudiste seguir soñando mil veces las mismas cosas ni contemplarlas sabiamente, porque te dormiste tranquilo, suavemente y cruzaste el cielo de terrazas desiertas, como una flecha veloz que atraviesa el firmamento buscando el Olimpo donde se refugian los dioses del talento. Mamá Lilian sabe bien que perdiste la batalla, que ya no habrá más tiempo para solo hablar con ella, para decirle que siempre fuiste vulnerable a su amor. Ella solo abrirá la ventana cada mañana para dejar que salgan esas letras que seguirá entonando esta gente que te dijo adiós, en estas calles, hoy desiertas. Porque los genios nunca mueren mientras los que se quedan, sigan cantando su música.
 
Buenos Aires se ve más susceptible que nunca, más melancólica que antes, tiene ausencia de su fuerza natural y siente que ya no hay más fábulas, ya no hay sueños fugaces, desde aquella noche triste en que empezaste a decir adiós sumido en un sueño profundo, que nos terminó haciéndonos cómplices de tu desgracia y se fue perdiendo conforme sentimos que la luz del sol hubo derretido tus alas, cuando entendimos que eras ese hombre alado que extrañaba la tierra, cuando sentimos que por fin habías encontrado la oscuridad y el paraíso de donde no quisiste volver más, porque ya no eras parte de ti, porque eras parte de todos, en esta, la ciudad de la furia.
 
No te quiero enviar cenizas de rosas, ni pienso escribir frases secretas. Solo quiero invocar el recuerdo, por aquel amor de música ligera con quien compartimos aquella primera vez en el legendario Amauta, cuando apareciste con los pelos desordenados y el look estereotipado, entonando aquellas canciones que se guardaron eternamente en la mente y el corazón. Eran los tiempos en que gastábamos los años y nos desquiciábamos la juventud de tanta música, en una etapa inolvidable de nuestras vidas. Todo se pasó tan rápido, de aquella relación nada más queda, pero el reloj se detuvo para ti, ya no hay tiempo para despertarte, porque ya no estás dormido y ahora solo estas ungido en el calor y recuerdo de esta gente que estuvo desde el comienzo, y que algunos siguen hasta hoy…
 
Gracias Totales GENIO.

 

 

 

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