martes, 5 de mayo de 2009

Cristina la de los dieciseis

En el salón de clases, todos esperábamos terminar el examen de matemáticas, porque después nos tocaba Educación Física y queríamos ir apurados al estadio. Aunque era el examen de gimnasia, yo estaba entusiasmado, porque estaban probando a los posibles jugadores que integrarían la selección de fútbol del colegio. En la carpeta, Juan Carlos -mi amigo mas cercano- tenía una cara de fastidio. Se acercaba su cumpleaños y no había recibido aún, el disco que su tío Manuel, le había prometido enviarle desde EEUU.

Juan Carlos antes de cumplir los 15 años, ya tocaba la guitarra y era un fanático del Rock, pasión que heredó de su tío Manuel, un músico que se fue a seguir su carrera en Norteamérica y continuamente le enviada discos, que nosotros recién conocíamos después de meses o años inclusive. Tenía en su casa un equipo moderno y no faltaba la música de The Beatles, The Doors, Led Zeppeling, Slade, Deep Purple, Rolling Stones y especialmente de KISS, una banda de personajes pintarrajeados, que él había hecho su preferido. Era mi mejor amigo. Él amaba el rock, yo amaba el fútbol. Él andaba perdido en el limbo musical y yo era feliz convirtiendo un gol. Él caminaba con sus discos bajo el brazo y yo con mi balón gastado. Siempre visitaba su casa, pero recién pude hacerme amigo de sus padres, el día que cumplió 15 años su hermana Cristina, a quien él cuidaba con recelo.

Aquel sábado, era su cumpleaños y temprano, decidí ayudarlo a colocar las luces (una fiesta sin luces, no era fiesta), su hermana me abrió la puerta y Juan Carlos, muy apurado me jaloneo a un costado.

-Quiero que escuches algo- me dijo entusiasmado, enseñándome la tapa del disco ALIVE de KISS, que contenía temas en vivo de anteriores álbumes.

El sonido agudo y punzante de sus guitarras, junto al eco intenso de su batería, se apropió de mis sentidos musicales, él disfrutaba cada tema, asemejando que tenía una guitarra en sus manos y yo, estaba trepado en una escalera, amarrando las luces, con la música de fondo. De pronto sonó el “Rock'n Roll all nite” que me gustaba mucho, era una versión en vivo, que me cautivó enseguida. Estaba haciendo una pirueta de adolescente ganso, cuando pude divisar a su hermana Cristina, que seguía el ritmo con suaves movimientos y se alejó sin dejar de moverse armónicamente. Yo baje la escalera apurado, golpeándome torpemente los tobillos.

Nunca había reparado en lo linda que era Cristina, hasta que la vi en la fiesta. Esa noche, tenía puesto un polo blanco con ribetes fosforescentes y las luces de neon, resaltaban sus preciosos ojos verdes. A lo lejos, la vi bailar por primera vez. Se veía diferente, tan dulce y salvaje a la vez, moviendo su cabello ensortijado de manera irreverente. Estaba con sus amigas del colegio y entre tanto adolescente con las hormonas encendidas, casi ni pude hablar y menos bailar con ella. Con las justas pude despedirme. Aquella noche, yo conocí a una chica, de ojos grandes y piel blanca, que me impactó demasiado, era linda, muy linda, pero no tanto como Cristina.

Una tarde, Juan Carlos y yo estábamos sentados en la puerta de su casa, escuchando el disco de KISS. El trataba de encender un cigarrillo, yo tenía la tapa del disco en mis manos. Casi de noche, llegó Cristina con sus padres del cine. La vi mas linda que nunca. Tomó la tapa del disco y se sentó junto a nosotros. Cada vez que sonaba una nueva canción, ella, seguía el ritmo, moviendo su cabello y rozando adrede mi pierna. Yo, un jovenzuelo timorato e inexperto, me sentía seguro en una cancha de fútbol, pero al lado de ella, me sentía turbado, excitado y solo atinaba a sonreír nervioso.

De tanto escucharlo, me había hecho parte del ejercito imaginario de KISS. Mi ropa dejó de ser deportiva y cambió por una de color oscuro y desgastado. Mis amigos del fútbol, quedaron rezagados y mi cabello se hizo mas largo. Entre discos de rock y sobre todo de KISS, fuimos conociendo su historia, su música y éramos sus fieles seguidores. Yo visitaba a Juan Carlos, para escuchar a KISS, pero también, para ver a Cristina. Cada vez que la veía, un extraño cosquilleo me inquietaba las entrañas y si algún amigo se acercaba a ella, profesaba en mi, un rencor insensato, que me hacía conocer lo que eran los celos. Me sentía atraído por ella, pero tenía miedo de que su hermano se enojara conmigo, pues sabía que era demasiado celoso con su “hermanita”, como él la llamaba.

Pasamos un día de playa en La Herradura con los amigos. Por la noche estaríamos en el cumpleaños de Marcela, una amiga de Cristina, de la cual Juan Carlos se sentía muy atraído, pero al igual que yo, no se atrevía a decírselo. El me pidió que lo ayudara

-Tu escribes bonitos poemas- me dijo, -hazme uno bien bacán para regalárselo.

Yo, lo escribí pensando en Cristina y tanto le gustó a Marcela, que Juan Carlos y ella, terminaron esa noche siendo enamorados.. Esa noche pude bailar con Cristina y cuando regresamos a casa, Juan Carlos me encargó acompañar a su hermana. Cuando me despedí de ella, le tomé su mano y acaricié su mejilla, dejó que le diera un beso en los labios y solo atinó a sonreír nerviosa, cerró su puerta y alcancé a verla, cuando me miraba sonriente por su ventana. Lo que quedó de la noche, no pude dejar de pensar en ella.

Los días de colegio ya habían pasado. KISS había sacado el álbum DESTROYER y ROCK’N ROLL OVER, Cristina y yo nos veíamos a escondidas y entre rock y fútbol, éramos dos tímidos adolescentes, que compartíamos un sentimiento tierno, aún desconocido como inusitado. Luego vino el álbum llamado LOVE GUN, en él estaba incluido el tema “Christine Sixteen”. Desde que lo escuchamos por primera vez, sentimos que fue una hermosa coincidencia y se convirtió en un cántico efervescente para los dos, era la canción que mas nos gustaba y disfrutábamos con nuestro grupo, que se hizo numeroso. Éramos unos jovenzuelos locos, que solo hablábamos de rock y de fútbol.

Fue una fiesta de Hallowen, la primera vez que nos pintamos como los personajes de KISS. Juan Carlos fue el Starman y acudió a la fiesta incluso con su guitarra decorada, Víctor, su primo, fue el gato y Cristina hizo de la estrella. Yo era el Demonio. Aquella fiesta fue inolvidable, con la música de KISS, acompañaba a Juan Carlos con una escoba y me alucinaba que era el mismísimo bajo de Gene Simmons. Nos volvimos a pintar otras veces, para participar de actividades organizadas por colegios o el cumpleaños de algún amigo. Fue en una de esas veces que Juan Carlos, descubrió que su hermana y yo éramos enamorados. Su sonrisa sincera, echó abajo todos nuestros temores.

La última vez que vi a Cristina, ya habían pasado muchos años, ella estaba embarazada de su segundo hijo y yo aún no definía mi futuro sentimental. Juan Carlos se había marchado unos años antes a vivir a EEUU junto a su tío Manuel y pronto Cristina y su nueva familia les darían el alcance. El destino nos marcó distintos caminos y señaló nuestras disparejas realidades, Aquella vez nuestras miradas fueron distintas, quizás con algún rasgo de melancolía, pero concientes que el tiempo se había llevado nuestros años y con ellos se fueron nuestras vivencias adolescentes, tan inolvidables y tan lejanas del pensamiento, pero que podíamos recordarlas con una sonrisa limpia y desprendida.

Hoy, estoy con la cara pintada de Gene Simmons, parado al pie del escenario donde acaba de terminar el concierto de KISS, mirando los fuegos artificiales que explotan en el cielo, como un tributo a mi inmensa alegría. Aún me cuesta creer que todo esto haya sido tan real. Tuvieron que pasar más de 30 años para poder verlos en vivo, en mi casa, en mi país. En cada canción he recordado mis vivencias juveniles, cuando jugábamos a ser como ellos, aquellas veces que nos metimos al cine a ver su película solo por escuchar su música y salir tan complacidos de ser sus fans privilegiados. Aquellos tiempos, cuando aprendimos a sentir una pasión especial por el Rock and Roll y aquellos momentos, cuando con Cristina, compartimos juntos, el “Christine Sixteen” que tanto nos gustaba.

En algún momento del concierto alguna lágrima traviesa, humedeció mis ojos, porque sentí un estremecimiento en el alma, cuando el papel picado volaba por los aires, en ese “Rock’n Roll all nite” que remeció mis sentidos y golpeó tan fuerte a este ya cansado corazón, que se sintió feliz de volver a ser joven otra vez, aunque sea por unas horas, aunque sea por unos minutos. Total, de aquí a la eternidad, será imposible que vuelva a tener 16 años, pero que placentero, resulta volver a vivirlos tan intensamente.

1 comentario:

Sixteenrose dijo...

ke suerte la de kristin digo la d la historia jajagjajajjjj
a mi me gusta el rock y este post me ha gustado mucho pero komo saber si ella lo ha leido no???????
felicianoas libranos
Rosella